¿TIENES UN PROYECTO PERSONAL GRATIFICANTE?

De Hada María Morales en su libro «No arrugue que no hay quien planche» Grupo Nelson.

                                                                               

Usted no sabe, ni siquiera se imagina, cómo me gusta esto de los proyectos. Sólo deseo con todo mi corazón que su cajita de música -que lleva por dentro- toque una melodía que alegre su vida y salpique de alegría a todos aquellos que están cerca. 

He aprendido a luchar con alegría por lo que Dios ha puesto en mi vida como un asunto entre El y yo. ¿Es que acaso no sabía que tenemos un Dios personal? ¡Es una maravilla!

Tenga una cita con El y cuéntele los anhelos de su corazón y dígale que le siembre una semillita de ilusión hasta que nazca como «UN PROYECTO PERSONAL GRATIFICANTE», que dé frutos de alegría que la bendigan a usted y a todos aquellos que comparten un espacio en el planeta tierra.

Yo empecé de la nada y ahora estoy caminando por la senda que Dios me ha marcado y, ¿sabe que? A veces me ha tocado regar mi semilla con lágrimas, pero y ¿qué con el saldo en general? ¡Sencillamente espectacular!

Con todo mi corazón quiero llegar a usted con este mensaje clave: «Todos podemos pensar y trabajar en un proyecto personal sin que sea necesario un conflicto con el proyecto familiar».

A veces me siento desencantada cuando veo a muchas mujeres que por un sentimiento de culpabilidad «cultural» se inmolan entre las cazuelas de la cocina y enjugan sus guisados con sus mismas lágrimas de frustración. ¿Que exagero? Créame que no.

¿Que cómo lo sé? Dios me ha dado la oportunidad de escribir temas y dar conferencias a mujeres y conducir segmentos de radio en vivo en los que recibo llamadas de la audiencia y después de oirme hablar con entusiasmo abren sus corazones. Un porcentaje enorme de ellas se sienten atadas a sus responsabilidades y muriendo por dentro porque se les ha olvidado que ese ser interior que hay en ellas y que estaba ahí antes de ser esposas, madres y parte de la fuerza laboral de sus comunidades se ahoga porque necesita oxígeno para toda la vida.

Dios es un Dios sabio y jamás perderá la razón. Cuando pensó en nosotras nos ideó para vivir en plenitud, con proyectos personales y familiares sanos, que sumaran vida a nuestra vida; por lo tanto, esa manía de ser perfectas no estaba en sus planes pues Él sabía que en vez de ser una cualidad era una atadura ya que la perfección es una cualidad propia de Él. Cuando oí a alguien decir que no éramos mujeres perfectas sino llamadas a la excelencia, me sentí liberada. ¿Por qué? Porque para hacer las cosas con calidad si estamos capacitadas y para cometer errores también, así que para enmendarlos ni dudarlo.

Quiero contarles que yo era de ese tipo de personas que todo debía estar en orden, incluyendo los cabellos de los niños. Los lazos de las niñas debían resistir hasta los vientos huracanados y eso me ponía a millón, aunque entristecía a mis niños. Ya les pedí perdón por ello. Pero entonces mi amiga, de qué sirve que lea libro gtras libro, y no se decide a darle un giro a su vida. Aunque espero que haya leído mi libro Mujer, atrévete a ser feliz. Deseo que le haya servido de algo. Pero, entonces, ¿qué fin tiene que nosotras las autoras tratemos de impactar su vida y usted se entusiasme un ratito para luego deshacerse como un merengue al sol?

No, eso si que no, por favor le pido que piense en usted solo como usted misma, sin el sombrero de mammá o de esposa o de… pues llevamos mil sombreros; y analice su vida un momento. ¿Está haciendo algo que la llene por dentro? ¿O más bien día a día cava el hoyo donde va a caer por tanta responsabilidad sin tomarse un tiempo para usted?

Las mujeres llevamos por dentro una cajita de música a la que hay que darle cuerda para que podamos seguir en pie.

Puedo decirle que desde que Dios me dio la oportunidad de verme a mí misma y de reflexionar hacia dónde iba mi vida interior y me atreví a cambiar, vivo con más plenitud. Aunque no he dejado de lavar platos, de llevar a Valerie a la escuela, planchar, lavar baños, darle de comer al perro. Dios «reconstruyó» mi vica de tal manera que hoy que soy escritora y parte de la fuerza laboral de mi país, ayudando a las personas con su imágen profesional y a conseguir empleo. En verdad, me siento realmente feliz.

Cuando le pida a Dios que le muestre el camino para alcanzar sus metas personales, Él lo hará y créame que seguirá siendo la madre dedicada, solo que más feliz; la esposa abnegada, solo que más plena; la empleada eficiente, solo que más realizada; y una mujer que establece metas y trabaja para lograr esos sueños que no tienen nada que ver con los otros papeles que le mencioné.

Dios le concederá la sabiduría para desarrollarse sanamente y con un equilibrio perfecto entre su familia y su proyecto personal.

A mí porque me dio la oportunidad de escribir. No todas estamos llamadas a esto, pero tal vez esté soñando cómo tomar clases de canto o de pintura, de aeróbicos, de computadoras o quizás piense participar en actividades comunitarias. No se qué, pero lo que sé es que debemos rescatar nuestra vida interior y es nuestra responsabilidad. Y en cuanto a que debemos tener proyectos personales, ni lo dude.

No siga «condimentando» el guiso con sus lágrimas, séqueselas, busque una libreta, anote sus inquietudes, sus sueños, piense en ellos, luego clasifíquelos en el orden en que le gustaría lograrlos y póngale un fósforo a ese perfeccionismo que la enreda y entretiene en sentimientos de culpa. Y ¿sabe qué también? DELEGUE. Si usted no está dispuesta a hacerlo, entonces nunca tendrá la oportunidad de lograr un proyecto personal gratificante, pues requiere inversión de tiempo.

Vamos, adelante, para atrás ni para tomar impulso.

Acuérdese que si se arruga, así se queda; pues no hay quien planche. Eso no lo dude.

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